Una de las acciones bélicas más famosas de la historia militar española en África, es sin duda el desembarco en Alhucemas y las posteriores operaciones para recuperar el terreno perdido tras el desastre de Annual y el retroceso a la “Línea Estella” ordenado por Primo de Rivera. Aunque el lugar de desembarco no estaba claro, era un secreto a voces que los españoles iban a realizar una gran invasión al Rif entrando por la Bahía de Alhucemas, y eso Abd el Krim lo sabía bien y movió sus cartas. Su apuesta fue intentar la toma de Tetuán, que en la época era un importante centro neurálgico de los intereses españoles. Sabía el líder de los rifeños que si esta ciudad caía, los españoles tendrían que frenar sus intenciones en Alhucemas y centrarse en recuperar la ciudad. Tetuán, como las otras ciudades españolas del norte de África, se encontraba protegida por un cinturón de posiciones, más o menos lejanas, que servían de escudo a la urbe. De todas ellas, la más importante por su situación estratégica, era Kudia Tahar. Esta era el enlace clave con otras posiciones del macizo de Gorgues y Ben Karrich a través de fortificaciones, más pequeñas y débiles, las cuales se extendían por los Tazarines y Nator. Abd el Krim estaba convencido con razón, de que si tomaba Kudia Tahar, el resto de posiciones caerían como fichas de dómino, igual que ya paso en Annual. De esta manera, el paso hacia Tetuán estaría franco para sus fuerzas. Además, Abd el Krim sabía que las mejores unidades españolas se encontraban concentradas para desembarcar en Alhucemas.
Es así como, el día 3 de septiembre, cinco días antes del desembarco español, los rifeños de la kábila de Beni Hosmar, desde el collado de Dar Raid, ponen sitio a Kudia Tahar. En aquellos momentos la posición estaba protegida por una escasa guarnición de 130 hombres del Regimiento Infante nº 5, una batería de 70/16 y un destacamento de telegrafistas. El jefe de la posición era el Capitán Gómez Zaracíbar. Desde primera hora del día, los españoles sufren fuego de fusilería, de cañón y de mortero. Las tiendas se incendiaron y se hundió el parapeto de la posición tras este primer ataque, después del cual los rifeños llegaron hasta las alambradas, donde fueron rechazados por los españoles. A la jornada siguiente empeoró la situación, pues el agua y los víveres se agotaron enseguida. No cesaron los ataques de un enemigo mucho más numeroso, que además impedía la llegada de ayuda desde el exterior. Lo trágico de lo que estaba ocurriendo queda de manifiesto en el hecho de que los españoles, por no poder enterrar a sus muertos, tenían que dejarlos entre el parapeto y la alambrada. El propio Capitán Zaracíbar, que había demostrado un gran liderazgo y valentía a la hora de organizar la defensa de Kudia Tahar, fue herido de muerte el día 5 por un disparo.
Será en la madrugada del día 8 cuando llegue algo de esperanza, ya que ese día por fin se consigue llevar suministros a la posición. Los protagonistas de la hazaña serán 50 hombres de Regulares de Ceuta al mando del Teniente Muntané, que además no sufren ninguna baja. Muy distinta será la salida de la posición, pues esta vez son descubiertos y han de refugiarse en una pequeña posición adyacente llamada Tienda Fortificada.
Enterado Primo de Rivera de lo que sucedía tan cerca de Tetuán, decidió enviar el día 8 a Ceuta la II y la III Bandera del Tercio, comandadas por el Teniente Coronel Balmes. Estas habían embarcado el día 5 en Melilla y habían llegado al frente de la Bahía de Alhucemas tras realizar unas acciones ofensivas de distracción en Sidi Dris y el Cabo Quilates. A ellas se sumó un tabor de Regulares de Melilla al mando del Comandante Romagosa. Estas fuerzas llegaron el día 10 a Ceuta y desde allí se dirigieron en tren hacia Tetuán. Las instrucciones que llevaban del propio General Primo de Rivera, merece la pena transcribirlas:
“Situación del enemigo.-Frente a Kudia-Tahar, como a 1500 metros, dos piezas y algunos tiradores. En el origen del barrando de Asaadel un núcleo enemigo; otros tres en los poblados de este nombre, en los de Dar-Gazi y Dar-Halkay en dos bosques cercanos a ellos, todos en la barrancada formada por los Tuabs, los Artitis y Hafa-el-Ma. Además, núcleos pequeños en cuevas, barrancadas transversales y castilletes rocosos. Es decir, un barranco grande ocupado en todos sus accidentes por grupos enemigos y principalmente los pueblos de Dar-Gazi y Asaadel.
Plan de la operación.-Ocupadas por nosotros las dos cresterías de Hafa-el-Ma y los Tuabs. Imposible enlazar el frente por las trincheras del enemigo, procede ir barriendo éste de abajo arriba, muy lentamente, con mucha sagacidad, empleando las bombas de mano y los morteros. Antes se hará una acción artillera intensa y breve.
Es esencial no dejarse atrás sin reconocer ni ocupar nada, o por lo menos sujetar por pequeños grupos propios.
Aviación tiene limitada su acción dentro del barranco. La artillería de Hafa-el-Ma y los obuses de Gorgues auxiliarán el avance.
Las fuerzas de los Tuabs y de Hafa-el-Ma han de guardar los flancos de la línea que avance por el fondo y las laderas del barranco.
En resumen, se trata de un combate casi individual, accidente por accidente y grupo por grupo, en que no se debe dejar enemigo atrás ni a los costados, aunque se avance menos, y reconocerlo todo muy bien, bomba en mano: aduares, bosques, cuevas, grupos de rocas y permanecer en todo lo que se ocupe.
Antes de la una debe estar consolidado lo conquistado para prevenir una reacción, preparando cada grupo el accidente en que se haya hecho fuerte y en el cual debe defenderse.
La aviación mientras tanto batirá el frente de Kudia-Tahar para evitar ser atacada.
Ben Karrich cuidará del frente de Zinat y de Menkal.
Espero que soldados tan bravos como los del Tercio resolverán esta situación y liberarán Kudia-Tahar, que lleva siete días de heroica e insuperable defensa”.
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Foto aérea de la posición de Kudia Tahar |
Junto a la citada columna manda por el Teniente Coronel Balmes, habría otras dos, dirigidas por el Coronel Fanjul y el Coronel Preteger. Las tres quedarían a las órdenes del General Federico Sousa. Balmes, con sus dos Banderas, reforzadas con el tabor, tendría la misión de limpiar de enemigos el barranco de Sekin por Dar-Halka y Dar-Gazi y batirse en las inmediaciones de Kudia Tahar, cuyos accesos dominaba dicho barranco.
El día 11, a las 8:30 de la mañana se iniciaba la acción española desde los Artitis. La II Bandera avanzó por el flanco derecho y por la ladera de Hafa-el-Ma. La III Bandera por el centro y más retrasada, constituyendo la reserva por el fondo del barranco de Sekin. No se encontró resistencia hasta la llegada a la entrada del barranco de Sekin, clave en la operación como se ha visto. Lo complicado del terreno y el nutrido fuego enemigo dificultaba en demasía el avance español, que aún veía lejos la población de Dar-Halka. Se vivaqueo y se fortificó la zona tras decidirse parar sobre el terreno para continuar nada más amanecer el día 12. Pronto se toma el poblado sin resistencia y las kudias que dominaban Dar-Gazi, donde si había presencia enemiga. Una vez fijada, la 5ª Compañía de la II Bandera queda en una altura dando frente al dispositivo español, mientras que la 14ª Cía. Enlaza por la izquierda con el Tabor. Por su parte la III Bandera avanzó por la derecha para ocupar un monte que dominaba Dar-Gazí, con el refuerzo de la 4ª Cía. de la II Bandera. A las 16:00 se inicia el asalto del Tabor sobre un bosque y unas casas próximas al poblado; y toda la III Bandera más la 4ª y 15ª Cía. de la II Bandera sobre las casa más próximas. En este movimiento destacó el Teniente José Martínez Anglada, que con 20 hombres de estas dos compañías, fue el primero en entrar al asalto en las casa enemigas y entablando una violenta lucha. El Comandante Francisco García Escamez y el Teniente Arturo López Maraver no se quedarían detrás en valor y acometividad. La lucha en Dar-Gazi fue brutal, se hubo de ganar casa a casa y se hizo con muy pocos tiros de fusil, casi exclusivamente a la bayoneta y con granadas de mano. Fue una dura jornada, tras la cual se fortificaron en el pueblo. El Tercio había perdido al Teniente Inocencio del Real y a 28 legionarios, además de 4 oficiales heridos y 78 legionarios. El mismo Teniente Coronel Balmes sufrió una herida leve.
El día 13, tras diez duros días de asedio, se consiguió liberar Kudia Tahar. Se liberaron también las posiciones vecinas, como la de Tienda Fortificada, donde resistían aquellos regulares mandados por Muntané. En las más cercanas a Kudia Tahar quedó la II Bandera y el Tabor de guarnición; mientras que la III Bandera tras preparar el asalto con ametralladoras y morteros, recuperó las restantes en las que quedaba presencia enemiga.
Una vez más, el novel Tercio, la Legión, se cubría de gloria, dejando sobre aquellas tierras que rodeaban Kudia Tahar la sangre de 8 oficiales y 136 legionarios entre muertos y heridos.
El día 14 las fuerzas libertadoras desfilan por Tetuán, para seguidamente embarcar las dos Banderas del Tercio rumbo a Alhucemas, donde más gloria y nuevos combates las aguardaban.
La prensa española se hizo eco de esta hazaña, en especial el diario ABC, que como recoge el libro de historia “LA LEGIÓN, 50 AÑOS DE HISTORIA”, en su edición del 26 de diciembre describía así los hechos:
“Uno de los episodios más interesantes en la operación de Kudia Tahar fue el asalto a Dar Gazi, base decisiva del combate”.
“Se llevaba luchando todo el día, separando a los combatientes una distancia de 50 metros que no se podía salvar por el fuego eficaz y persistente del enemigo. Era necesario resolver la situación antes de que oscureciera, pues en este caso quedaría dificílisima en lo más abrupto del terreno y en las inmediaciones de Dar Gazi, convertido en un fuerte con una guarnición”.
"El Teniente Coronel Balmes ordenó que cesara el ataque. García Escámez, Comandante de la Tercera Bandera, pidió voluntarios para asaltar el caserío, presentándose veinticuatro legionarios con los Tenientes Maraver, Anglada y Ceballos, estos dos de la Segunda Bandera. Avanzó esta pequeña tropilla muy decidida y pegada al terreno hasta situarse bajo las tapias de Dar Gazi, en cuyo interior hervían los rebeldes.
Las primeras bombas de mano, arrojadas por encima de los tapiales inesperadamente, produjeron efecto indescriptible. Los moros saltaron al borde de la tapia, pero los legionarios, con fuego de fusil, los iban derribando. Así transcurrieron varias horas. Nuestros legionarios metiéndoles sus granadas, pegados a las tapias, cercándoles, y los rebeldes, sin poder salir, sirviéndoles el caserío, que tan cuidadosamente habían fortificado, de cárcel y sepulcro.El guión de la Tercera Bandera, que representa un tigre, está todo manchado de sangre de los que lo llevaron. Era portador de él el Sargento Riego, gallego, tipo del verdadero militar, sereno y valiente, y del que Balmes, los Jefes, Oficiales y legionarios hacen grandes elogios. Murió cuando cargaba impetuosamente. Recibió un balazo en la cabeza y cayó fuertemente abrazado a su Guión, que le arrancó inmediatamente, alzándolo en alto, otro Sargento, Beistegui, que, con él, avanzó llegando hasta la casa donde también fue muerto. Lo recogió entonces el Sargento Ramos, quien sostuvo violenta lucha cuerpo a cuerpo con un rebelde. Abrazados los dos y con el guión en medio, cayeron rodando por una chumbera. Por fin, Ramos arrancó la gumía al moro, matándolo.
Al entrar el Comandante García Escámez en la casa, un enemigo lo encañonó, mientras aquél recogía su fusil; pero un gastador mató al moro muriendo también él a los pocos momentos. Cuantos quedaron ilesos en este asalto han sido ascendidos.
Una prueba del elevadísimo espíritu que les anima es que, al desfilar las Banderas por el Hospital O'Donnell, se escaparon los legionarios Tejero, Sagredo y Nicasio González, heridos todos en Kudia Tahar, el último tres veces, incorporándose a su Bandera”.
Pero, lo que de verdad muestra lo encarnizado de los combates para liberar Kudia Tahar, es que a esta operación se la llamó “El Combate de las Laureadas”. Este nombre se le da sobre todo por la lucha del día 12 en Dar-Gazi, donde tres valientes consiguieron la preciada condecoración.
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El Comandante Escamez ya como General. |
El de mayor graduación fue el jefe de la II Bandera, el ya citado Comandante Francisco García Escamez e Iniesta. Este encabezó un asalto a la bayoneta con 25 legionarios voluntarios. Tuvo 12 bajas, pero le hizo 100 muertos al enemigo.
Otro laureado fue el jefe de la unidad de Regulares que participó, concretamente el jefe de la 3ª Cía. de Regulares de Melilla, el Capitán Miguel Rodrigo Martínez, que a la cabeza de sus tropas limpio el bosque y los montes cercanos a la población de un numeroso enemigo.
El último laureado de la gloriosa jornada fue el Teniente jefe de la 4ª Cía. de la II Bandera, José Martínez Anglada, del que también ya hemos escrito y descrito su acción. Pero, concretamente, lo que le valió la recompensa fue, cuando, armado tan solo de su pistola, se enfrento en desigual combate cuerpo a cuerpo con cuatro rifeños, de los que consiguió matar a tres y hacer huir al cuarto.
Al margen de las laureadas de este combate, por acciones en el resto de jornadas hubo otras seis Laureadas y doce Medallas Militares Individuales, lo que da idea de lo fue el auxilio a Kudia Tahar. Todas estas están recogidas y descritas en un magnífico libro de reciente edición, que además nos ha servido mucho para la redacción de este artículo, y que no es otro que el de Antonio García Moya, “Antonio Navarro Miegimolle, Héroe de la Legión”, de la editorial Almena.
Los otros laureados fueron: Teniente de Artillería Joaquín Fuentes Pila, condecorado también con la Medalla Militar Individual. Teniente de Infantería Antonio Nombela Tomasich. El ya nombrado Teniente de Infantería de Regulares Bartolomé Muntané Civici. El también referenciando Capitán del Regimiento Infante nº 5, José Gómez Zaracíbar, que además recibió también con la Medalla Militar Individual. Teniente de Ingenieros Ángel Sevillano Cousillas, condecorado también con la Medalla Militar Individual. Y por último, el Sargento del Regimiento Infante nº 5 Mariano Azcoz Cabañero.
Los recompensados con la Medalla Militar Individual fueron: Teniente Coronel de Infantería Buenaventura Hernández Francés. Teniente de Infantería Rafael Arjona Alonso. Teniente de Infantería Carlos Ocasar Blanco. Teniente de Infantería Pedro Manjón Palacios. Teniente de Infantería Fernando Sanz Arana. Teniente de Intendencia Miguel García-Almenta y Gutiérrez. Alférez de Infantería Florencio Yagüe Romero. Alférez de Infantería José Soler Lacambra. Y Alférez de Infantería Ramón Tejel Bes.
-Bibliografía:
-“Antonio Navarro Miegimolle, Héroe de la Legión” de Antonio García Moya.
-“LA LEGIÓN ESPAÑOLA, 50 AÑOS DE HISTORIA” de VV.AA.