sábado, 5 de enero de 2013

El de las Hazañas. Hernán Pérez del Pulgar, un héroe de la Reconquista


En nuestro último artículo, sobre la Guerra de Granada, reflejábamos la arriesgada aventura de un castellano que osó clavar en la mezquita de la capital nazarí un retrato de la Virgen. Ese hombre era Hernán Pérez del Pulgar, y por estas y muchas otras gestas recibió el sobrenombre del de las Hazañas y merece un artículo propio.
Inauguración en 2010 de la estatua dedicada al héroe en su
ciudad natal, Ciudad Real.
Corría el año 1451 cuando la castellana villa de Ciudad Real vio nacer a este gran hombre. Muy ligado desde siempre a la figura de Isabel la Católica, sus primeras acciones de combate se desarrollan contra Portugal y el bando que apoyaba la candidatura de Juana la Beltraneja al trono de Castilla. Pero fue durante la Guerra de Granada que su nombre se empezó a escribir en la historia. Desde el inicio de la contienda su bravura fue conocida y ya en 1481 recibe los títulos de Gentilhombre y Continuo de la Casa Real. Al año siguiente realiza una de sus primeras famosas hazañas, cuando estando sitiado en Alhama -una ciudad de gran valor estratégico por su situación en el corazón del reino nazarí-, consigue burlar la vigilancia del enemigo y llegar a Antequera para pedir refuerzos con los que levantar el asedio de los musulmanes. Gracias a esta acción, recibió en 1486 el título de Capitán General de Alhama. No transcurrió mucho tiempo para que volviese a asombrar a propios y extraños, cuando con apenas 80 hombres conquista el castillo del Salar, entre Loja y Granada. Una vez es envestido con un nuevo título, el de alcaide del Salar. En 1679, más de dos siglos después, el recuerdo de esta hazaña, hace la ciudad de Granada pida que se cree el Marquesado del Salar, que llegó a obtener la Grandeza de España en 1834.
El rey Fernando el Católico lo quiso a su lado para la toma de Vélez-Málaga. Por sus buenas dotes diplomáticas fue el encargado de negociar la rendición de Málaga. Tras esto tomo Baza y dio muerte en combate singular al general musulmán Aben-Zaid. Como consecuencia de esta victoria el rey le concede el título de caballero y le otorga un escudo nobiliario con un león que agarra una bandera con la leyenda Ave María, rodeado de un once castillos que simbolizan las 11 plazas tomadas a los musulmanes y el lema “Tal debe el hombre ser como quiere parecer”. Ejemplo de su determinación es cuando en 1490, cuando Boabdil asediaba Salobreña y los pozos de la ciudad ya no tenían agua, ante la oferta de rendición del rey nazarí, Pulgar, que dirigía la defensa, arroja por sus murallas el contenido de la última jarra de agua. Tras esto, lanzó un ataque y rompió el asedio con una gran victoria.
Cuadro de Pulgar en la Diputación
de Ciudad Real.
El siguiente episodio de su historia es el ya referido de la entrada en Granada. El objetivo inicial era prender fuego a la mezquita y fue al no poder hacerlo que clavo el famoso cartel con la imagen de la virgen y la siguiente leyenda “Sed testigos de la toma de posesión que realizó en nombre de los reyes y del compromiso que contraigo de venir a rescatar a la Virgen María a quien dejo prisionera entre los infieles”. En la huida sí que consiguió prender fuego a la Alcaicería y derrotar a un grupo mucho más numerosos de guardias granadinos. Los reyes lo otorgaron otro castillo para su escudo y el gran honor de ser enterrado en la futura catedral de Granada que se iba a construir sobre esa mezquita que el profanó.
Tras el final de la Reconquista fijo su residencia en Sevilla y se dedicó al oficio de historiador. Por orden del emperador Carlos V escribió una obra sobre las campañas del Gran Capitán en Nápoles titulada “Breve parte de las hazañas del excelente nombrado Gran Capitán”. Con 73 años no pudo negarse a volver a tomar las armas tras la llamada del emperador, para luchar contra los franceses en la frontera de los Pirineos. Murió con 80 años un 11 de agosto de 1531, siendo efectivamente enterrado en la catedral granadina, junto a los Reyes Católicos por los que tanto luchó y siendo el único que disfruta de tal privilegio sin ser de la familia real.

Muy recordado en su ciudad natal, tiene allí un instituto con su nombre. La principal referencia de su vida es la biografía que de él escribió Francisco Martínez de la Rosa en la novela histórica Hernán Pérez del Pulgar, el de las Hazañas. Otro hombre, que de haber nacido en un país menos desagradecido, tendría mil películas y libros dedicados a su figura.


miércoles, 2 de enero de 2013

2 de enero de 1492, se cierra la Reconquista.

Tal día como hoy de hace 521 años culminaba uno de los episodios más importantes de la historia de nuestra nación, la Reconquista. Casi 8 siglos de luchas por unificar España bajo una misma fe y gobierno, como con los reyes visigodos. En más de un artículo hemos afirmado que si no se terminó antes fue por las rentas que el rico reino nazarí de de Granada pagaba a la corona castellana. A esto se sumaba las luchas intestinas entre los reinos cristianos, las propias civiles que estos tenían en su interior, y –también es justo decir- que el reino nazarí estaba bien organizado militarmente y la orografía del terreno completaba sus buenas fortificaciones.
Fue una vez conseguida la unión dinástica de los dos reinos más importantes, Castilla y Aragón, unida a la voluntad de sus dos monarcas, Isabel y Fernando, que se decidió emprender la conquista del último bastión musulmán.
El momento era propicio, Granada estaba aislada del mundo africano desde la caída de los benimerines y el papado apoyaba a los reyes españoles en su idea de lograr por fin una España totalmente cristiana. Pese a todo, no fue una guerra fácil, once años tardaron los Reyes Católicos en tomar el reino nazarí. Desde 1481, en que una asfixiada tributariamente  Granada desencadenó la guerra al tomar Zahara.

La guerra de Granada es muy importante desde el punto de vista militar porque en ella se empieza a vislumbrar el cambio de la guerra medieval a la moderna. Pese a que los nobles con su caballería pesada siguen siendo importantes políticamente, en el plano marcial pierden peso ante la caballería ligera que imita las maneras musulmanas, los peones de la infantería y los ingenieros que allanan el camino a una incipiente artillería que bate los poderosos y estratégicos enclaves nazaríes. 
Poco a poco, y pese a algunos contratiempos, la ofensiva cristiana consigue sus objetivos. Caen ciudades como Ronda, Marbella, Málaga, etc. A mediados de 1490 solo la propia ciudad de Granada queda como núcleo importante para los nazaríes. Junto a las acciones militares, los cristianos han sabido sembrar la discordia entre los gobernantes nazaríes, que se enredan en luchas internas entre Muley Hacen y se hermano Al-Zagal contra el famoso Boabdil el Chico.
El cerco se va cerrando sobre la capital granadina y el rey Fernando, -que siempre dirigió la campaña, estando muchas veces en primera línea, llegando incluso a combatir cuerpo a cuerpo- consigue concentrar todas sus tropas cerca de la ciudad, estableciendo un campamento en Ojos de Huéscar. Mientras el marqués de Villena se dedica a arrasar las Alpujarras, dejando a la ciudad sin su principal fuente de suministros. Los cristianos se sitúan sobre el río Genil y se bloquea Granada por todos los flancos. Solo quedaba esperar que la ciudad se rindiera por hambre, pues estaba totalmente bloqueada. Los granadinos intentaron romper el cerco con múltiples incursiones, pero estas eran siempre rechazadas por los cristianos. Llegaron a provocarles abriendo las puertas de la ciudad y retándolos a duelos personales, pero el rey Fernando decidió evitar bajas inútiles y que el hambre hiciera su trabajo.
Cuadro de Francisco Pradilla. Rendición de Boabdil ante los Reyes Católicos
Un episodio importante fue cuando Hernán Pérez del Pulgar, junto a otros 15 valientes, se coló en la ciudad en una cabalgada y clavo en la puerta de la mezquita un retrato de la Virgen, sin que los musulmanes pudieran prenderles. Poco después, un señor nazarí, Tarif, llegó hasta el campamento cristiano con el retrato atado a la cola de su caballo y retando a Pulgar. Por esta vez, el rey Fernando permitió el duelo ante tamaño insulto y el bueno de Pulgar acabo con la vida de su oponente.  
La última incursión musulmana se produjo para tratar de aprovechar un gran incendio que hubo en el campamente cristianos, pero el rey Fernando, que predijo la acción, ya tenía sus tropas preparadas para rechazar el ataque, causando así graves pérdidas a los ya muy débiles nazaríes. Tras esto, de levanto el famoso campamente de Santa Fe, donde los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón.
La población de Granada estaba desesperada y Boabdil que sabía que tarde o temprano los cristianos entrarían en la ciudad, quiso salvar la vida de sus súbditos y desde noviembre estuvo pactando una rendición honrosa. Se negoció en secreto para evitar la rebelión de los islamistas más radicales, pero de forma oficial, el 2 de enero de 1492, Granada se rindió. Poco antes, tropas cristianas habían penetrado en la ciudad para proteger la vida de Boabdil. Será el 6 de enero, cuando los Reyes Católicos  entren en la ciudad y reciban la rendición formal de Boabdil, aquel que al marchar al exilio africano lloró como mujer lo que le acusaron de no defender como un hombre.

Por fin, la cruz sustituía a la media luna en la Alhambra y los pendones de Santiago y las otras órdenes militares y el estandarte real, ondeaban orgullosos allí donde se dice que la puesta de sol es la más bella del mundo. España había expulsado a su enemigo ancestral, la Reconquista había terminado.
Mapa de operaciones de la Guerra de Granada
 

 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...