sábado, 31 de diciembre de 2011

La Era Hispánica. ¡Feliz año 2050!

Hubo una época, que durante muchos años se uso en España y en otras zonas del antiguo Imperio Romano, la llamada Era Hispánica. Esta era se inicia en el 38 a.C., por lo que tras las doce de la noche de hoy entraríamos en el año 2050. Durante mucho tiempo se afirmó que el emperador Augusto inició este computo por haber conseguido la pacificación de Hispania, pero lo cierto es que ese año no coincide en nada con las Guerras Cántabras que marcan la última resistencia hispana a Roma, así que no se sabe que motivo el inicio de esta era, que se había relacionado con la belicosidad de España.
De la importancia de esta era para los documentos medievales, da muestra que su uso se prolongó durante más de mil años. Los primeros en aceptar la nueva era cristiana para datar los documentos, fueron los condados catalanes en 1180. En Castilla se extendió hasta 1383, en Portugal hasta 1422 y en Navarra aún permaneció hasta mediados del siglo XV. La mismísima Tizona tiene una inscripción con esta era, pues dice estar hecha en 1040, que es el 1002 de la era actual.
Una pena no saber que fue lo que marcó el inicio de esta fecha, pero esta clara su importancia para nuestra historia y por ello no debemos olvidarla. ¡FELIZ AÑO 2050 DE LA ERA HISPÁNICA!
Alegoría de la Diosa HISPANIA

martes, 13 de diciembre de 2011

Kudia Tahar, el Combate de las Laureadas.

Una de las acciones bélicas más famosas de la historia militar española en África, es sin duda el desembarco en Alhucemas y las posteriores operaciones para recuperar el terreno perdido tras el desastre de Annual y el retroceso a la “Línea Estella” ordenado por Primo de Rivera. Aunque el lugar de desembarco no estaba claro, era un secreto a voces que los españoles iban a realizar una gran invasión al Rif entrando por la Bahía de Alhucemas, y eso Abd el Krim lo sabía bien y movió sus cartas. Su apuesta fue intentar la toma de Tetuán, que en la época era un importante centro neurálgico de los intereses españoles. Sabía el líder de los rifeños que si esta ciudad caía, los españoles tendrían que frenar sus intenciones en Alhucemas y centrarse en recuperar la ciudad. Tetuán, como las otras ciudades españolas del norte de África, se encontraba protegida por un cinturón de posiciones, más o menos lejanas, que servían de escudo a la urbe. De todas ellas, la más importante por su situación estratégica, era Kudia Tahar. Esta era el enlace clave con otras posiciones del macizo de Gorgues y Ben Karrich a través de fortificaciones, más pequeñas y débiles, las cuales se extendían por los Tazarines y Nator. Abd el Krim estaba convencido con razón, de que si tomaba Kudia Tahar, el resto de posiciones caerían como fichas de dómino, igual que ya paso en Annual. De esta manera, el paso hacia Tetuán estaría franco para sus fuerzas. Además, Abd el Krim sabía que las mejores unidades españolas se encontraban concentradas para desembarcar en Alhucemas.
Es así como, el día 3 de septiembre, cinco días antes del desembarco español, los rifeños de la kábila de Beni Hosmar, desde el collado de Dar Raid, ponen sitio a Kudia Tahar. En aquellos momentos la posición estaba protegida por una escasa guarnición de 130 hombres del Regimiento Infante nº 5, una batería de 70/16 y un destacamento de telegrafistas. El jefe de la posición era el Capitán Gómez Zaracíbar. Desde primera hora del día, los españoles sufren fuego de fusilería, de cañón y de mortero. Las tiendas se incendiaron y se hundió el parapeto de la posición tras este primer ataque, después del cual los rifeños llegaron hasta las alambradas, donde fueron rechazados por los españoles. A la jornada siguiente empeoró la situación, pues el agua y los víveres se agotaron enseguida. No cesaron los ataques de un enemigo mucho más numeroso, que además impedía la llegada de ayuda desde el exterior. Lo trágico de lo que estaba ocurriendo queda de manifiesto en el hecho de que los españoles, por no poder enterrar a sus muertos, tenían que dejarlos entre el parapeto y la alambrada. El propio Capitán Zaracíbar, que había demostrado un gran liderazgo y valentía a la hora de organizar la defensa de Kudia Tahar, fue herido de muerte el día 5 por un disparo.
Será en la madrugada del día 8 cuando llegue algo de esperanza, ya que ese día por fin se consigue llevar suministros a la posición. Los protagonistas de la hazaña serán 50 hombres de Regulares de Ceuta al mando del Teniente Muntané, que además no sufren ninguna baja. Muy distinta será la salida de la posición, pues esta vez son descubiertos y han de refugiarse en una pequeña posición adyacente llamada Tienda Fortificada.
Enterado Primo de Rivera de lo que sucedía tan cerca de Tetuán, decidió enviar el día 8 a Ceuta la II y la III Bandera del Tercio, comandadas por el Teniente Coronel Balmes. Estas habían embarcado el día 5 en Melilla y habían llegado al frente de la Bahía de Alhucemas tras realizar unas acciones ofensivas de distracción en Sidi Dris y el Cabo Quilates. A ellas se sumó un tabor de Regulares de Melilla al mando del Comandante Romagosa. Estas fuerzas llegaron el día 10 a Ceuta y desde allí se dirigieron en tren hacia Tetuán. Las instrucciones que llevaban del propio General Primo de Rivera, merece la pena transcribirlas:

Situación del enemigo.-Frente a Kudia-Tahar, como a 1500 metros, dos piezas y algunos tiradores. En el origen del barrando de Asaadel un núcleo enemigo; otros tres en los poblados de este nombre, en los de Dar-Gazi y Dar-Halkay en dos bosques cercanos a ellos, todos en la barrancada formada por los Tuabs, los Artitis y Hafa-el-Ma. Además, núcleos pequeños en cuevas, barrancadas transversales y castilletes rocosos. Es decir, un barranco grande ocupado en todos sus accidentes por grupos enemigos y principalmente los pueblos de Dar-Gazi y Asaadel.


Plan de la operación.-Ocupadas por nosotros las dos cresterías de Hafa-el-Ma y los Tuabs. Imposible enlazar el frente por las trincheras del enemigo, procede ir barriendo éste de abajo arriba, muy lentamente, con mucha sagacidad, empleando las bombas de mano y los morteros. Antes se hará una acción artillera intensa y breve.

Es esencial no dejarse atrás sin reconocer ni ocupar nada, o por lo menos sujetar por pequeños grupos propios.

Aviación tiene limitada su acción dentro del barranco. La artillería de Hafa-el-Ma y los obuses de Gorgues auxiliarán el avance.

Las fuerzas de los Tuabs y de Hafa-el-Ma han de guardar los flancos de la línea que avance por el fondo y las laderas del barranco.

En resumen, se trata de un combate casi individual, accidente por accidente y grupo por grupo, en que no se debe dejar enemigo atrás ni a los costados, aunque se avance menos, y reconocerlo todo muy bien, bomba en mano: aduares, bosques, cuevas, grupos de rocas y permanecer en todo lo que se ocupe.

Antes de la una debe estar consolidado lo conquistado para prevenir una reacción, preparando cada grupo el accidente en que se haya hecho fuerte y en el cual debe defenderse.

La aviación mientras tanto batirá el frente de Kudia-Tahar para evitar ser atacada.

Ben Karrich cuidará del frente de Zinat y de Menkal.

Espero que soldados tan bravos como los del Tercio resolverán esta situación y liberarán Kudia-Tahar, que lleva siete días de heroica e insuperable defensa”.

Foto aérea de la posición de Kudia Tahar

Junto a la citada columna manda por el Teniente Coronel Balmes, habría otras dos, dirigidas por el Coronel Fanjul y el Coronel Preteger. Las tres quedarían a las órdenes del General Federico Sousa. Balmes, con sus dos Banderas, reforzadas con el tabor, tendría la misión de limpiar de enemigos el barranco de Sekin por Dar-Halka y Dar-Gazi y batirse en las inmediaciones de Kudia Tahar, cuyos accesos dominaba dicho barranco.
El día 11, a las 8:30 de la mañana se iniciaba la acción española desde los Artitis. La II Bandera avanzó por el flanco derecho y por la ladera de Hafa-el-Ma. La III Bandera por el centro y más retrasada, constituyendo la reserva por el fondo del barranco de Sekin. No se encontró resistencia hasta la llegada a la entrada del barranco de Sekin, clave en la operación como se ha visto. Lo complicado del terreno y el nutrido fuego enemigo dificultaba en demasía el avance español, que aún veía lejos la población de Dar-Halka. Se vivaqueo y se fortificó la zona tras decidirse parar sobre el terreno para continuar nada más amanecer el día 12. Pronto se toma el poblado sin resistencia y las kudias que dominaban Dar-Gazi, donde si había presencia enemiga. Una vez fijada, la 5ª Compañía de la II Bandera queda en una altura dando frente al dispositivo español, mientras que la 14ª Cía. Enlaza por la izquierda con el Tabor. Por su parte la III Bandera avanzó por la derecha para ocupar un monte que dominaba Dar-Gazí, con el refuerzo de la 4ª Cía. de la II Bandera. A las 16:00 se inicia el asalto del Tabor sobre un bosque y unas casas próximas al poblado; y toda la III Bandera más la 4ª y 15ª Cía. de la II Bandera sobre las casa más próximas. En este movimiento destacó el Teniente José Martínez Anglada, que con 20 hombres de estas dos compañías, fue el primero en entrar al asalto en las casa enemigas y entablando una violenta lucha. El Comandante Francisco García Escamez y el Teniente Arturo López Maraver no se quedarían detrás en valor y acometividad. La lucha en Dar-Gazi fue brutal, se hubo de ganar casa a casa y se hizo con muy pocos tiros de fusil, casi exclusivamente a la bayoneta y con granadas de mano. Fue una dura jornada, tras la cual se fortificaron en el pueblo. El Tercio había perdido al Teniente Inocencio del Real y a 28 legionarios, además de 4 oficiales heridos y 78 legionarios. El mismo Teniente Coronel Balmes sufrió una herida leve.
El día 13, tras diez duros días de asedio, se consiguió liberar Kudia Tahar. Se liberaron también las posiciones vecinas, como la de Tienda Fortificada, donde resistían aquellos regulares mandados por Muntané. En las más cercanas a Kudia Tahar quedó la II Bandera y el Tabor de guarnición; mientras que la III Bandera tras preparar el asalto con ametralladoras y morteros, recuperó las restantes en las que quedaba presencia enemiga.
Una vez más, el novel Tercio, la Legión, se cubría de gloria, dejando sobre aquellas tierras que rodeaban Kudia Tahar la sangre de 8 oficiales y 136 legionarios entre muertos y heridos.
El día 14 las fuerzas libertadoras desfilan por Tetuán, para seguidamente embarcar las dos Banderas del Tercio rumbo a Alhucemas, donde más gloria y nuevos combates las aguardaban.
La prensa española se hizo eco de esta hazaña, en especial el diario ABC, que como recoge el libro de historia “LA LEGIÓN, 50 AÑOS DE HISTORIA”, en su edición del 26 de diciembre describía así los hechos:

“Uno de los episodios más interesantes en la operación de Kudia Tahar fue el asalto a Dar Gazi, base decisiva del combate”.
“Se llevaba luchando todo el día, separando a los combatientes una distancia de 50 metros que no se podía salvar por el fuego eficaz y persistente del enemigo. Era necesario resolver la situación antes de que oscureciera, pues en este caso quedaría dificílisima en lo más abrupto del terreno y en las inmediaciones de Dar Gazi, convertido en un fuerte con una guarnición”.
"El Teniente Coronel Balmes ordenó que cesara el ataque. García Escámez, Comandante de la Tercera Bandera, pidió voluntarios para asaltar el caserío, presentándose veinticuatro legionarios con los Tenientes Maraver, Anglada y Ceballos, estos dos de la Segunda Bandera. Avanzó esta pequeña tropilla muy decidida y pegada al terreno hasta situarse bajo las tapias de Dar Gazi, en cuyo interior hervían los rebeldes.
Las primeras bombas de mano, arrojadas por encima de los tapiales inesperadamente, produjeron efecto indescriptible. Los moros saltaron al borde de la tapia, pero los legionarios, con fuego de fusil, los iban derribando. Así transcurrieron varias horas. Nuestros legionarios metiéndoles sus granadas, pegados a las tapias, cercándoles, y los rebeldes, sin poder salir, sirviéndoles el caserío, que tan cuidadosamente habían fortificado, de cárcel y sepulcro.El guión de la Tercera Bandera, que representa un tigre, está todo manchado de sangre de los que lo llevaron. Era portador de él el Sargento Riego, gallego, tipo del verdadero militar, sereno y valiente, y del que Balmes, los Jefes, Oficiales y legionarios hacen grandes elogios. Murió cuando cargaba impetuosamente. Recibió un balazo en la cabeza y cayó fuertemente abrazado a su Guión, que le arrancó inmediatamente, alzándolo en alto, otro Sargento, Beistegui, que, con él, avanzó llegando hasta la casa donde también fue muerto. Lo recogió entonces el Sargento Ramos, quien sostuvo violenta lucha cuerpo a cuerpo con un rebelde. Abrazados los dos y con el guión en medio, cayeron rodando por una chumbera. Por fin, Ramos arrancó la gumía al moro, matándolo.

Al entrar el Comandante García Escámez en la casa, un enemigo lo encañonó, mientras aquél recogía su fusil; pero un gastador mató al moro muriendo también él a los pocos momentos. Cuantos quedaron ilesos en este asalto han sido ascendidos.

Una prueba del elevadísimo espíritu que les anima es que, al desfilar las Banderas por el Hospital O'Donnell, se escaparon los legionarios Tejero, Sagredo y Nicasio González, heridos todos en Kudia Tahar, el último tres veces, incorporándose a su Bandera”.

Pero, lo que de verdad muestra lo encarnizado de los combates para liberar Kudia Tahar, es que a esta operación se la llamó “El Combate de las Laureadas”. Este nombre se le da sobre todo por la lucha del día 12 en Dar-Gazi, donde tres valientes consiguieron la preciada condecoración.
El Comandante Escamez ya como General.
El de mayor graduación fue el jefe de la II Bandera, el ya citado Comandante Francisco García Escamez e Iniesta. Este encabezó un asalto a la bayoneta con 25 legionarios voluntarios. Tuvo 12 bajas, pero le hizo 100 muertos al enemigo.
Otro laureado fue el jefe de la unidad de Regulares que participó, concretamente el jefe de la 3ª Cía. de Regulares de Melilla, el Capitán Miguel Rodrigo Martínez, que a la cabeza de sus tropas limpio el bosque y los montes cercanos a la población de un numeroso enemigo.
El último laureado de la gloriosa jornada fue el Teniente jefe de la 4ª Cía. de la II Bandera, José Martínez Anglada, del que también ya hemos escrito y descrito su acción. Pero, concretamente, lo que le valió la recompensa fue, cuando, armado tan solo de su pistola, se enfrento en desigual combate cuerpo a cuerpo con cuatro rifeños, de los que consiguió matar a tres y hacer huir al cuarto.
Al margen de las laureadas de este combate, por acciones en el resto de jornadas hubo otras seis Laureadas y doce Medallas Militares Individuales, lo que da idea de lo fue el auxilio a Kudia Tahar. Todas estas están recogidas y descritas en un magnífico libro de reciente edición, que además nos ha servido mucho para la redacción de este artículo, y que no es otro que el de Antonio García Moya, “Antonio Navarro Miegimolle, Héroe de la Legión”, de la editorial Almena.
Los otros laureados fueron: Teniente de Artillería Joaquín Fuentes Pila, condecorado también con la Medalla Militar Individual. Teniente de Infantería Antonio Nombela Tomasich. El ya nombrado Teniente de Infantería de Regulares Bartolomé Muntané Civici. El también referenciando Capitán del Regimiento Infante nº 5, José Gómez Zaracíbar, que además recibió también con la Medalla Militar Individual. Teniente de Ingenieros Ángel Sevillano Cousillas, condecorado también con la Medalla Militar Individual. Y por último, el Sargento del Regimiento Infante nº 5 Mariano Azcoz Cabañero.
Los recompensados con la Medalla Militar Individual fueron: Teniente Coronel de Infantería Buenaventura Hernández Francés. Teniente de Infantería Rafael Arjona Alonso. Teniente de Infantería Carlos Ocasar Blanco. Teniente de Infantería Pedro Manjón Palacios. Teniente de Infantería Fernando Sanz Arana. Teniente de Intendencia Miguel García-Almenta y Gutiérrez. Alférez de Infantería Florencio Yagüe Romero. Alférez de Infantería José Soler Lacambra. Y Alférez de Infantería Ramón Tejel Bes.

-Bibliografía:
-“Antonio Navarro Miegimolle, Héroe de la Legión” de Antonio García Moya.
-“LA LEGIÓN ESPAÑOLA, 50 AÑOS DE HISTORIA” de VV.AA.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El Milagro de Empel. La Inmaculada patrona de la Infantería Española.

El 8 de Diciembre, fiesta nacional, se celebra en toda España la Inmaculada Concepción, patrona de nuestra nación desde que en 1760, Carlos III, consiguiera la bula papal “Quantum Ornamenti” de Clemente XIII. Pero, a su vez, la Inmaculada es la patrona del arma más gloriosa del mundo, la Infantería Española. Aunque no fue proclamada como tal hasta 1892, se la venera como protectora del arma desde un lejano 1585, cuando se produjo el Milagro de Empel.


Mapa alemán  de la isla de Bomel donde el monte Empel figura como Empleu
  Los hechos sucedieron en la Guerra de los Ochenta Años, en Flandes, allí donde se derramó tanta sangre española. Una de las principales fuentes sobre lo que sucedió, y en la que basaremos este relato, son los Anales del Capitán Alonso Vázquez.
Corría el 22 de Noviembre de aquel mítico año, cuando partía de Alost el conde Carlos de Mansfelt con tres Tercios españoles, los del Cristóbal de Mondragón, Francisco de Bobadilla y el de Agustín Iñiguez, llevando en total 61 banderas, además de una Compañía de arcabuceros a caballo mandada por el Capitán Juan García de Toledo. Una vez llegó a Bolduque hizo embarcar a las tropas para atravesar el río Mosa y dirigirse a la isla de Bomel bajo el mando único de Francisco de Bobadilla. El objetivo de esta maniobra –ordenada por el gobernador de los Países Bajos, el gran Alejandro Farnesio-, era cerrar el tráfico del río para que no llegaran refuerzos y suministros a la villa de Grave que deseaba tomar. Lo que no sabían los españoles es que se acababan de meter en una trampa mortal. Enterados los rebeldes holandeses de este movimiento, organizaron una escuadra de 200 naves muy bien armadas e inmediatamente cercaron a los españoles en la isla. Aunque Francisco de Bobadilla, que era un buen estratega, colocó hombres por toda la isla para defenderse de los ataques de la flota rebelde; no pudo evitar que estos comenzaran a destruir los diques del río Mosa, que transcurría a un nivel más alto que la isla. De esta manera, los españoles se vieron anegados por las aguas y tuvieron que concentrarse en un pequeño monte de 50 metros, Empel. Alejandro Farnesio tenía noticias de lo que pasaba en Bomel y no tardó en enviar refuerzos, pero el cerco de la armada rebelde era impenetrable tras la inundación. Tampoco fructifican los intentos desde dentro de lo que queda de isla. Pese a todo se consigue ocupar una pequeña isleta vecina y colocar dos cañones, mientras que Juan del Águila no deja de hostigar y hacer daño a los rebeldes desde el exterior. El Conde de Mansfelt consigue unas cuantas barcas para ir a rescatar a los sitiados, pero los rebeldes las localizan y acaban siendo pasto del fuego. La situación se vuelve cada vez más desesperada, los alimentos escasean y el frío es muy intenso. Los holandeses ofrecen a Bobadilla una rendición honrosa a los que este contesta con una frase para la historia:

“Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos”

Francisco de Bobadilla
Llega el 7 de Diciembre y Bobadilla reúne a todos sus capitanes y soldados para animarlos. De su discurso destacamos este curioso fragmento:

“por último remedio y más acertado, que volviesen todos sus corazones á Dios y le llamasen, suplicándole no fuesen parte sus muchos pecados y culpas para que dejase de mirar con sus ojos de misericordia aquellas pobres almas y banderas católicas que habian peleado por defender su santa Iglesia romana, y que les amonestaba y requeria olvidasen las cosas de este mundo y desde luégo quitasen la mala costumbre que algunos tenian de jurar”

Los soldados, algo más animados, prosiguen con sus trabajos de fortificación. Es entonces, cuando un soldado -mientras cavaba un hoyo para resguardarse del frío en el dique construido con tierra alrededor del monte- descubre una tabla flamenca con la imagen de María Inmaculada. Como en el monte había una pequeña capilla donde estaban colocadas todas las banderas de los Tercios, se coloca allí la imagen y se le canta una Salve. Esto infringe nuevos bríos a los españoles, que se niegan a morir como ratas apresadas en ese monte. Se habla de quemar todas las banderas para no darle el gusto a los rebeldes de tomarlas, e incluso de matarse entre ellos mismos para no caer en las sucias manos de los herejes. Parece que en aquellos momentos la sangre de Numancia y la salvaje resistencia de los hispanos, bullía en su interior. Francisco de Bobadilla debe de pedir calma y borrarles esas ideas, además, el es profundamente religioso y confía en que dios les salvará.
Mientras, por el exterior el Conde de Mansfelt y Juan del Águila inician un intenso cañoneo contra la armada rebelde, que debe aflojar el cerco sobre Empel por el daño que está sufriendo. Es en la madrugada de este día, ya 8 de Diciembre, cuando un intenso frío, como se conocía en la zona, acompañado de un gélido viento, congela las aguas del Mosa, se ha iniciado el milagro. Las naves holandesas quedan frenadas en su huída de los ataques del exterior y los hombres de Bobadilla aprovechan para salir del monte y atacar a pie a los horrorizados rebeldes que no dan crédito al giro de la situación. Tras sufrir bajas muy importantes y poder bajar por el río, gritaron a los españoles, en castellano para que les entendiesen, que tal parecía que dios era español, pues sino no era posible que hubiera obrado tal milagro. Así lo narra Alonso Vázquez:

“Cuando los rebeldes iban pasando con sus navíos por el rio abajo les decían á los españoles en lengua castellana, que no era posible si no que Dios era español, pues había usado con ellos un tan gran milagro, y que nadie en el mundo sino él (por su divina misericordia) fuera bastante á librarles de aquel peligro y de sus manos.”

No debemos olvidar la ayuda de Mansfelt y Juan del Águila para romper el cerco, ni la propia acción de los sitiados, pero lo cierto, es que esta súbita congelación de las aguas fue muy importante para la victoria española y aunque no fue hasta fines del siglo XIX que la Inmaculada fue patrona oficial de la Infantería Española; ya desde aquel día se la veneró como tal en los míticos Tercios.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Las Guerras Cántabras. Hispania, la última en ser sometida.

De Hispania dijeron los romanos que fue la primera provincia en ser ocupada y la última en ser conquistada. Esta afirmación se debe a que desde que los Escipiones ponen el pie en la Península con motivo de la II Guerra Púnica, allá por el 218 a.C., hasta el 19 a.C., que finalizan las Guerras Cántabras; Roma tarda más de dos siglos en someter todo el territorio hispano. Valga como comparación que Julio Cesar conquistó la Galia libre en diez años.
Monumento al cantabro en Santander.
Desde el final de las Guerras Celtiberas, con la caída de Numancia y la muerte de Viriato, hay un siglo en que Roma apenas avanza en su conquista de territorio y no se preocupa del norte más salvaje. Incluso, cántabros y astures servirán como mercenarios en algunas de las guerras de Roma. Será con la llegada al poder de Augusto, que necesita una victoria para reforzar su poder personal, que Roma vuelve los ojos sobre las tierras que aún quedaban libres.
El inicio de las Guerras Cántabras se establece en el 29 a.C., cuando el general romano Estatilio Tauro es premiado por Augusto por una victoria sobre estos pueblos. Tanto esta, como la de los siguientes años de Calvisio Sabino y Sexto Apuleyo, parece que fueron bastante precarias y que se les dio más propaganda de que la merecían. Es en el 26 a.C. cuando Augusto decide tomar la campaña de forma personal, pues en la nueva división provincial, Cantabria quedaba dentro de la provincia Tarraconense, que era una provincia imperial. Las provincias se habían dividido en senatoriales e imperiales, siendo estas últimas las que aún no estaban del todo sometidas y por tanto eran zona de guerra. Augusto, antes de partir hacia el norte hispano abre las puertas del templo del dios Jano, lo que significaba que Roma estaba en guerra.
Augusto llegó a Cantabria con 7 legiones y pronto inicia una violenta ofensiva. El territorio astur quedaba en la provincia de la Lusitania, pero también se sumaron algunas tribus a la lucha de los cántabros, mientras que otras colaboraron con los invasores romanos. La acción de Augusto sirve para tomar Asturica, Bergida, Peña Amaya y Monte Bernorio entre otras. Tras la derrota de Bergida, los supervivientes se retiran al Monte Vidio donde creen que es imposible que los romanos los alcancen por lo abrupto del terreno, de hecho, se atreven a decir que antes llegarían las olas del mar que las armas romanas. Pero los romanos, en lugar de atacarles, optan por cercarlos y dejar que los cántabros murieran de hambre y frío.
El sitio gran episodio de estas guerras es el sitio de Aracillum, en el 25 a.C. Nuevamente los romanos rodean la población, esta vez con 3 campamentos en los que se distribuían 5 legiones y con 20 kilómetros de empalizada y muros para que los cántabros no huyesen. Tras resistir todas las embestidas romanos, vuelve a ser el hambre la que vence a los cántabros, aunque antes de caer se suicidan muchos de ellos para no caer prisioneros.
Después de Aracillum parecía que la guerra había terminado, pues tanto cántabros y astures estaba muy mermados. Se licencia a muchos soldados romanos y se funda Emérita Augusta para su instalación en ella. Además se cierran en Roma las puertas de Jano. Pero al año siguiente, un nuevo conato de rebelión es solucionado por el gobernador de la Tarraconense, Lucio Emilio, con una gran represión, cortando las manos de todos los guerreros y destruyendo y esclavizando a todos los pueblos que habían apoyado la revuelta.
Pero, no acaban aquí las revueltas. Dos años después, con Augusto ya en Roma, el gobernador Cayo Furnio debe sofocar nuevas revueltas, destacando los hechos de Monte Medulio. Furnio, apoyado por Publio Carisio inician una nueva represión que vuelve a concentrar a los rebeldes hispanos en un monte. Una vez más los romanos utilizan la táctica de rodearlos con un foso para matarlos de hambre, solo que esta vez la resistencia llegará a límites no conocidos y la opción del suicidio se hará general. Las mujeres mataran a los niños y se lanzaran después a morir en el fuego. Mientras los guerreros se quitaran la vida envenenándose con el mítico tejo. Esto impresionó mucho a los autores romanos, que los recogieron en sus crónicas. Un ejemplo es Floro, que dijo:

"Por último tuvo lugar el asedio del Monte Medullio, sobre el cual, después de haberlo cercado con un foso continuo de quince millas, avanzaron a un tiempo los romanos por todas partes. Cuando los bárbaros se ven reducidos a extrema necesidad, a porfía, en medio de un festín, se dieron la muerte con el fuego, la espada y el veneno que allí acostumbran a extraer de los tejos. Así la mayor parte se libró de la cautividad, que a una gente hasta entonces indómita parecía más intolerable que la muerte ..."

Tras este festival de sangre sí que parecía que al fin se había terminado la contienda. Los astures habían sido prácticamente exterminados y apenas quedaban unos pocos cántabros muy debilitados. Pasaron dos años sin incidentes, pero en el 19 a.C., una vez más, los cántabros demuestran su carácter indómito con más fuerza que nunca. Aquellos que habían sido cogidos con vida, fueron vendidos como esclavos en su mayoría en la vecina provincia de la Galia. Durante aquel tiempo habían estado alimentado su odio a Roma y no se sabe cómo, consiguieron ponerse de acuerdo para alzarse todos a la vez, matar a sus dueños romanos y volver a su Cantabria natal para encender de nuevo la llama de la rebelión. Al llegar allí se enfrentan con toda su furia a los destacamentos romanos y obtienen varias victorias, destacando la que le hacen sufrir a Publio Silio, en la cual la Legio I Augusta, una de las mejores legiones de Roma, pierde su estandarte del águila, la peor humillación posible y por lo que perdió el nombre de Augusta. El emperador, que a buen seguro no podía creer que esos bárbaros estuvieran de nuevo poniendo en jaque a sus tropas, decide enviar a la zona a su mejor general, su yerno Marco Vipsanio Agrippa, que tras muchos esfuerzos derrota de una vez por toda la resistencia cántabra. No fue una tarea nada fácil , como demuestra el hecho de que al volver a Roma Augusto le ofreció un triunfo y él lo rechazo por lo cara que le había costado la victoria.
Los pocos cántabros que quedaban con vida fueron obligados a abandonar sus montañas y bajar al valle, pero este pueblo supo rehacerse y mantener su orgullo hasta la Edad Media. Muchos de sus descendientes, tanto de cántabros, como de astures, serán los que ayuden a Don Pelayo en su lucha contra el moro invasor 8 siglos después.
Mapa extraido de http://www.cantabriajoven.com/
Notas: 1.No hemos hablado aquí del famoso Corocotta, no por lo dudoso de su existencia, sino porque hemos preferido centrarnos en los hechos de este pueblo en general y de su salvaje resistencia.

2. Hoy en día se celebran unas jornadas de reconstrucción histórica sobre las Guerras Cántabras en Los Corrales de Buelna a finales del verano. http://www.guerrascantabras.net/
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