domingo, 27 de marzo de 2011

Bilaureado Don Pablo Arredondo Acuña, el primer Capitán de la Legión.

Nunca nos cansaremos de repetir el filón que tendría Hollywood si estuviera en España, donde, por desgracia, solo se hace cine basura, salvo nobles excepciones, y no se explota nuestra gran historia. El protagonista de este artículo, si hubiera sido norteamericano, sería tan conocido como Washington y habría sido representado en varias grandes producciones. Hablamos de Don Pablo Arredondo Acuña, conocido como el primer Capitán de la Legión, por mandar la 1ª Compañía de la I Bandera desde el 27 de Septiembre de 1920, cuando es destinado al recién creado Tercio de Extranjeros, una semana después de que se alistase el primer legionario, dando esta fecha lugar a la fundación de esta gloriosa unidad.
El Capitán Arredondo nació en la localidad jienense de Baeza el 8 de Enero de 1890, hijo del Teniente Coronel de Infantería Pablo Arredondo Muñoz-Cono, natural de Torreperogil. Ingresó como cadete en la Academia de Infantería de Toledo el verano de 1908. Su primer destino como Alférez será el Batallón de Cazadores de Barbastro Nº 4, con sede en Alcalá de Henares. Pronto sintió la llamada de África y en 1913, ya como Teniente va destinado al Batallón de Cazadores de Arapiles Nº 9, con guarnición en el Fuerte de Serralo en Ceuta. El 11 de Junio de este año obtendrá su primera Cruz Laureada de San Fernando. Los hechos transcurren en el Combate de Laucien (Tetuán), cuando mandando una sección de la 3ª Compañía encabeza una carga a la bayoneta, en el transcurso de la cual es herido en una pierna. A pesar de ello, no abandona el frente y dirige dos ataques más, donde destaca por su liderazgo, su desprecio del peligro, su arrojo y seneridad. Por Real Orden de 14 de enero de 1915 publicada en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra número 11, de 15 de enero de 1915; recibe la Laureada, siendo de los pocos que la pueden disfrutar en vida.

En Mayo de 1916 pasa destinado a las Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla. En 1920, de vuelta en Madrid, en el Regimiento de Wad-Ras, es cuando es requerido para la nueva unidad fundada por Millan-Astray. Primero en el Fuerte de García Aldave y más tarde en el mítico Dar Riffien, serán los años más intensos en la vida militar de nuestro héroe. Una de las jornadas más memorables fue la del 29 de Junio de 1921, cuando en la toma de la posición de Muñoz Crespo, llegó a ser herido hasta en tres ocasiones. Estaba su posición en un lugar destacado del campo de batalla, por lo que recibía un fuego nutrido. Herido en las piernas, siguió de pie dirigiendo a sus hombres, hasta que otro balazo le dio en el nervio de una de sus piernas y le hizo caer al suelo. Para colmo, cuando era trasladado para ser atendido, el mulo que le trasladaba se despeñó.

Dos años tardó en recuperarse de estas heridas y es aquí, más aún que en el fragor de la batalla, donde Don Pablo Arredondo muestra su mayor ejemplo de heroicidad. No paró de pelear contra sus superiores para no pasar al Cuerpo de Inválidos Militares, ya que estaba inútil para el servicio al no poder andar con agilidad. Pero, debido a su voluntad y a un rudimentario aparato ortopédico que apenas le permitía andar; por Real Orden Nº 164 de 1924, el 13 de Agosto es destinado de nuevo a la I Bandera, bajo el mando del Teniente Coronel Franco.

Parece que preveía que no le tardaría mucho en visitar su novia la muerte, por lo que este mismo mes hace testamento. Estuvo presente en todas las acciones de su Bandera hasta el día de su gloriosa muerte, que le valió su segunda Laureada, el 19 de Noviembre de 1924, en el repliegue de la columna del General Serrano desde Xeruta al Zoco-Arbáa. Que mejor narración que la del Diario oficial del Ministerio del Ejército nº8 de 11 de Enero de 192, donde se le concede la gloriosa condecoración y que dice así:

“Visto el expediente de juicio contradictorio instruido en la plaza de Ceuta para conocer si el capitán de Infantería (fallecido en acción de guerra) don Pablo Arredondo Acuña se hizo acreedor a ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando, por su heroico comportamiento al replegarse la columna del general Serrano, desde Xeruta al Zoco-Arbaa del día 19 de noviembre de 1924, de la que formaba parte mandando la primera Bandera de El Tercio: Resultando que el mencionado día, apenas iniciado el movimiento bajo un violento temporal de agua y viento, la columna fue atacada con gran intensidad por numerosos enemigos de las kabilas de Xeruta y otras próximas a Xauen y Dar-Acoba, y muerto el general Serrano y ocupados por los moros puestos de protección abandonados prematuramente, la columna, en uno de cuyos últimos escalones iba la citada Bandera, tuvo que continuar su marcha en condiciones muy desfavorables. Acentuado el ataque del enemigo sobre la primera compañía de la bandera que ocupaba el puesto de mayor peligro, el capitán Arredondo tomó el mando directo de esta unidad, entablando desesperada lucha en condiciones cada vez más desventajosas por las numerosas bajas sufridas y el incremento constante que el enemigo recibía, y herido el capitán, sigue alentando a su gente con notable ejemplo de espíritu y valor; y conteniendo al enemigo, pudo retirarse la compañía de ametralladoras y la segunda de la Bandera, recibiendo segunda herida que le ocasiona honrosa muerte en el campo de batalla.”

A título póstumo fue ascendido a Comandante por méritos de guerra por Real Orden Circular de 8 de Mayo. Además de una Medalla Militar Individual por los servicios prestados en Tetuán en 1914, otras condecoraciones que recibió a lo largo de su vida militar fueron la medalla de plata de los Sitios de Zaragoza, medalla de plaza de los sitios de Gerona, la medalla individual de Marruecos con pasador de «Tetuán» y distintivo de herido, y el distintivo de permanencia en Fuerzas Regulares e Indígenas de Infantería con cuatro barras rojas.

Otros homenajes que ha recibido es el de un monumento en Baeza, del cual se retiró su estatua por incomprensibles motivos políticos con el advenimiento de la república y que, por fin, en abril de 2015 fue repuesta siendo adquirida por suscripción popular. Además, en 1968 fue nombrado “Hijo Predilecto y Adoptivo” de Torreperogil, de donde era su padre y en donde pasó parte de su infancia. Por último, cabe destacar, que el comedor de gala de la Academia de Infantería lleva su nombre, con una placa en la que se destacan sus condecoraciones, sus sesenta acciones de guerra y sus diez heridas en las mismas.

Con este artículo rendimos un muy modesto homenaje que este héroe que merece libros enteros y mucho más. Como último documento copiamos su testamento apiadándonos de la pobre prometida que nunca pudo casarse con él.

... Declaro que soy soltero, pero que tengo empeñada mi palabra de casamiento con la señorita Luisa San Teodoro Linares que habita en Madrid.

Instituyo por herederos de todos mis bienes a mi madre, doña Rosario de Acuña y Martínez Pinillos, como usufructuaria de ellos mientras viva, pasando luego con igual carácter a mi hermano D. Juan Arredondo Acuña y a su fallecimiento, pase en propiedad a su hijo D. Pablo Arredondo Garrido, ahijado mío.

Todo esto con la precisa y única condición de pasar una renta vitalicia de 150 pesetas mensuales a la señorita Luisa San Teodoro Linares. De no ser aceptada esta condición y aceptada y empezada a cumplir desde el mes siguiente a mi fallecimiento, queda entendido que renuncian a esta herencia, haciéndose cargo de ella como única heredera la señorita Luisa San Teodoro Linares.

Es mi voluntad que si muero por mi Patria, pague mi madre mensualmente a la señorita Luisa San Teodoro Linares la diferencia entre la pensión que por mi muerte cobrara y la que como viuda de teniente coronel cobra actualmente, encomendándole, además, la misión cristiana de velar por ella y dirigirla, enseñándola a ser buena creyente, pues dada su situación desgraciada, viviendo como hasta hace poco en casa de una tía que como Cenicienta la trataba, vive en la ignorancia, teniendo un alma hermosa y angelical.

Mando que lo que a mi muerte pague la Sociedad de Socorros Mutuos, a la que estoy afecto, se le entregue, por mi madre, a la citada señorita para que lo pueda emplear en lutos y pago de atrasos, entre ellos una alcoba sacada a plazos, que quedará en su propiedad.

Lego a mi hermano Juan el tapiz con el escudo heráldico que tiene en depósito en su casa Luisa.

Lego a mi ahijado Pablo la Cruz de San Fernando que lleve en mi uniforme al morir y sepa cumplir con la Patria.

Lego a mi sobrino Pablo, hijo de mi hermano Luis, mi uniforme ensangrentado con el mismo fin.

Lego, por fin, a mi madre queridísima y santa, la Cruz que me regaló la primera Brigada de Cazadores, heredándola luego mi hermano Juan y después mi ahijado Pablo, cuya Cruz está en poder de Luisa.

Encargo a mis hermanos Juan y Luis hagan un ligero resumen de mi vida militar y se la lean con frecuencia a sus hijos, para que sirviéndoles de ejemplo, sigan éste y sean hijos amantísimos de España, como yo siempre lo fui.

Declaro que no sé si algunas de estas disposiciones serán o no legales, pero son de absoluta conciencia y justas, pues sobre no necesitar mi madre, ni mis hermanos, de la insignificancia de mi capital, Luisa, faltando yo, no tendrá otros medios honrados de vida que los que yo le deje aparte de la sagrada obligación que tengo de velar por su porvenir desde que la saqué de su casa, hasta que se celebre nuestro matrimonio.

Por todo ello suplico e imploro de mi madre y hermanos que en mi memoria y por humildad y por caridad, cumplan y celen por el exacto cumplimiento de esta mi última voluntad, aunque con ella tengan algún perjuicio.

... Tal es mi última voluntad, por mí escrita y rubricada en todos los folios de estos dos pliegos de papel barba común que firmo.

Pablo Arredondo Acuña

Bibliografía: - Atlas ilustrado de La Legión.

-Blog “El oráculo del trisquel” http://www.eloraculodeltrisquel.com/2010/11/el-capitan-arredondo-doble-laureado.html



domingo, 13 de marzo de 2011

Adolfo Esteban Ascensión. El último laureado.

Si hace poco escribíamos sobre los héroes de Edchera, los últimos en recibir la Laureada de San Fernando, hoy queremos dedicarle unas breves líneas al último laureado que hubo vivo, y que con 95 años falleció hace algo más de tres años. No es otro, que el Teniente General de Caballería Don Adolfo Esteban Ascensión.


Tras estallar la Guerra Civil, manda la 1ª Cía. del Tercio de Oriamendi. Recibió la más alta condecoración militar por una acción durante la Guerra Civil. Siendo Capitán, estaba encargado de la defensa de una posición avanzada en Las Minas, en la provincia de Vizcaya. Mandaba el Sexto Escuadrón del Regimiento “Cazadores de Numancia”, de 150 hombres, y se encontraban realizando tareas de Infantería, ajenas a su arma; cuando, de madrugada, se vio atacado por una fuerza muy superior de cuatro batallones y dos compañías de refuerzo, unos 1700 hombres. La superioridad de los republicanos se hace notar y consiguen acercarse tanto a la posición defensiva, como para cortar las alambradas que la protegían. Los nacionales están al borde de la derrota, se han quedado sin granadas y munición para sus fusiles, pero es aquí cuando el Capitán Esteban arenga a sus hombres a lanzarse contra el enemigo a la bayoneta. Viendo el ejemplo de su líder, no dudan en imitarle y atacar con furia, de tal manera, que contra todo pronóstico hacen huir al enemigo tan superior en número, tras dejar este 370 cadáveres en el terreno.

Cuando el 9 de noviembre de 2007 murió este héroe, apenas nadie hizo mención de que había muerto el último laureado (excepción un artículo de Alfonso Ussía en La Razón), así que valga este modesto homenaje para honrar su memoria.

Tte. Gnral. Esteban Ascensión. Fue el último Laureado vivo.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...