Cuadro de Francica Guarch en el antiguo Museo del Ejército en Madrid |
La aventura de Francisca acaba el día que su desesperado padre da con ella. Había salido a buscarla en cuanto huyó y durante todo ese tiempo no había cejado en su empeño de dar con ella. Al principio nadie le creyó, pero tras dar con ella se llevó a la desconsolada Francisca, que veía como nunca más podría volver a empuñar su fusil. Este episodio es narrado en sus memorias por Doña María de las Nieves de Braganza, esposa de Alfonso y otra brava mujer que acompañó a su esposo durante toda la campaña:
Un día se nos presentó un hombre del Maestrazgo y nos pidió, con mucha insistencia, que le devolviéramos a su hija, que servía, decía él, en nuestras filas. Al principio le creímos loco y le aseguramos que no había mujeres en nuestras tropas, pero él insistió, y nos dijo que su hija tenia dieciséis años y se llamaba Francisca Guarch, vecina de Castellfort, provincia de Castellón… los padres de la joven recibieron una carta suya, en la que les decía que estaba con los carlistas… la chica no indicaba con que fuerzas iba… Alfonso dijo a aquel hombre que mandaría formar la fuerza, y que entonces podía pasar la revista (el padre), y si encontraba allí a la chica, llevársela con él. Así se hizo, y vio el feliz padre a su Francisca convertida en voluntario carlista… Estaba desconsolada, porque ahora, ¡adiós filas! ¡Adiós batirse por la Religión! Único motivo por el que dejo su casa… Tenía una fuerza extraordinaria para su edad. En un combate llevo durante horas a un herido a hombros. Se distinguió siempre por su buen comportamiento y su gran valor… ¡Pobre Francisca! ¡Qué dolor el abandonar su uniforme! Antes del triste momento de despojarse de él prendí en su pecho la Cruz del Mérito Militar, que acababa Alfonso de concederle… El quedar en España era demasiado expuesto para Francisca y así que la mandamos a Francia, a Perpiñán.
Tras este exilio no queda muy claro que fue de Francisca. Hay quien dice que volvió a su pueblo, donde murió sola. Otros autores apuestan porque continuó con su lucha por el carlismo y participo en la conspiración de Badalona en el 1900, para pasar después a coger los hábitos de las monjas de la caridad hasta su muerte en 1903.
Fotografía de Lo valensianet en el Museo Militar de Valencia |
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