No vamos a analizar en profundidad los motivos del desastre, pues mucho se ha escrito ya sobre ellos. Una incursión demasiado profunda sin tener en cuenta las bases de suministros, la dudosa fidelidad de muchas cabilas y harkas, comprada a base de dinero y que se esfumó en cuanto se complicaron las cosas. Tampoco ayudó el excesivo número de posiciones y el aislamiento que sufrían entre ellas. Fueron varios los factores que contribuyeron al desastre, así como que el verano de 1921 fue el más caluroso del siglo. Pero, sin duda, los grandes culpables fueron los altos mandos militares y concretamente el jefe de operaciones, el General Silvestre.
El TCol.. Primo de Rivera y el escudo del Regimiento de Caballería de Alcántara. |
Pese a que Silvestre tenía suministros para resistir cuatro días y que Berenguer, Alto Comisario de Marruecos, le había prometido refuerzos, decide abandonar Annual. La intención era replegarse de manera ordenada hacia las posiciones de Dar Drius y Ben Tieb, ambas con facilidad para el abastecimiento. Pero todo empieza a torcerse desde el principio. Las tropas españolas reciben disparos de múltiples posiciones y muchos oficiales no hacen honor a su posición y se dan a la fuga. La situación en Annual es una auténtica locura, con hombres huyendo a la desesperada. Pese a todo, algunas unidades mantienen el tipo, destacando los Regulares del Comandante Llamas, que al contrario de muchos indígenas, se mantienen fieles y cubren la retirada de sus compañeros de armas por el paso de Izumar, tras lo cual ellos mismo van retrocediendo de forma escalonada, demostrando que manteniendo la disciplina los resultados son mucho más fructíferos.
Uno de los magníficos cuadros del pinto Ferrer Dalmau que refleja una de las cargas del Alcántara. |
El 29 de Julio llega Navarro a Monte Arruit, una buena posición para la defensa -motivo por el cual, junto a la falta de esperanza de refuerzos, había preferido esta posición a Dar Drius-, pero difícil para el abastecimiento. Este se hacía mediante aviones que les lanzaban bloques de hielo, para hidratarse, municiones y otras provisiones, aunque muchas veces caían en zona enemiga en lugar que en el campamento. Las cosas se complican cuando van cayendo otras posiciones cercanas, siendo claves la rendición de Nador el 2 de Agosto, siendo su guarnición la única respetada por los rifeños; y la de Zeluán, que tras pactar la rendición el 3 de Agosto, lo hombres de Abd el-Krim, como era costumbre, no respetan el acuerdo y pasan a cuchillo a todos su hombres. Peor fue el final de sus oficiales, que fueron quemados vivos. Navarro podría haber seguido retrocediendo hasta Melilla, pero no quiso dejar allí abandonados a sus heridos, cosa que le honra. Visto lo complicado de la situación, su superior en Melilla, Berenguer, le autoriza a pactar la rendición. Se acuerda con los rifeños entregarles todo el armamento a cambio de que se les permita a los españoles retroceder hasta Melilla. Los rifeños aceptan y los soldados españoles salen de su posición y abandonan todos sus fusiles. Pero una vez más, el despiadado enemigo no cumple su palabra y cuando los españoles se preparaban para partir se arrojan encima de ellos y provocan una salvaje masacre. De los casi 3000 hombres de la posición, solo sobrevivieron 60. Cuando las tropas españolas recuperaron la posición tiempo después encontraron los cadáveres insepultos y vejados muchos de ellos. Había hombres empalados, otros castrados y con sus partes en la boca, muchos tenían excrementos entre sus huesos. Se llegaron a contar 2668 restos de cuerpos en la zona. Una barbarie en las que los españoles no se quedaron atrás cuando cumplieron su venganza contra los pueblos rifeños de la zona.
Cuando se investigó la causa de este desastre, el famoso General Picasso escribió en su expediente que habían muerto 10973 españoles y 2390 soldados indígenas, aunque posteriormente otros autores han reducido la cifra. Además se perdieron más de 20000 fusiles, 400 ametralladoras, 129 cañones y gran cantidad de munición y otro material militar.
Con la dictadura de Primo de Rivera y el desembarco de Alhucemas se acabó por vencer en esta guerra cruel y recuperar el terreno perdido, pero lo que nunca se recuperó fue la vida de tantos jóvenes soldados, forzosos la mayoría de ellos, que se encontraron en una tierra hostil sin saber por qué y que nunca más volvieron a ver sus lugares de origen. Hoy, como con casi todo, la gran masa nada sabe de estos hechos. Valga para acabar la recomendación de un gran artículo de Pérez-Reverte sobre estos tristes acontecimientos.
http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/610/una-tragedia-espanola/Video con imágenes de la matanza de Monte Arruit
No hay comentarios:
Publicar un comentario