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lunes, 16 de agosto de 2010

EL CHARRO, UN GUERRILLERO ESPAÑOL.

El Charro
La historia de Julián Sánchez, conocido como El Charro, parece extraída de la leyenda o de una novela de aventuras, pero es tan cierta como que aún se recuerdan sus gestas por las tierras salmantinas.

Hijo de labradores, siguió esta profesión hasta que con 19 años decidió alistarse, concretamente en el Regimiento de Infantería de Mallorca, con el cual participó en la Guerra del Rosellón, cayendo prisionero en Tolón hasta que fue liberado por la Paz de Basilea. Tras su liberación participó en la defensa de Cádiz contra los ingleses de Nelson y en la Guerra de las Naranjas, después de la cual optó por licenciarse. Poco tiempo le duró la paz a Julián. Había contraído matrimonio y vivía demás junto a su madre y hermanas, las cuales parece ser que fueron deshonradas por las tropas invasoras francesas, lo que acabó de convencer al Charro para tomar las armas contra ellos. El 15 de Agosto de 1808 se alista en el Regimiento de Caballería que se estaba organizando en Ciudad Rodrigo. Desde un primer momento el Charro dejó claro que combatir de una manera regular no iba mucho con él, y optó por adoptar una silla de montar diferente que le permitía más movilidad en su caballo, así como un uniforme distinto al que se estilaba. A pesar de todo pronto alcanza los empleos de Cabo 1º, Sargento y Alférez, y es a partir de entonces, como con una partida de solo 12 hombres inicia sus hazañas. Sus hombres no llevaran lanzas, sino garrochas, como los héroes de Bailén. Son hombres de campo que utilizan esta herramienta como una extensión de su brazo. Poco a poco, Julián irá sumando adeptos. Se dedica a ir por todos los pueblos salamantinos buscando a los mejores jinetes y los franceses sufrirán un autentico calvario cada vez que intenten atravesar las tierras charras. Se conocerá su partida como Los Doscientos de Julián, se adscribe así al cuerpo mandado por el general inglés Wilson con el grado de coronel, pero con autonomía propia y aplicando sus propios métodos. Ya en el ejército del futuro duque de Wellington, el número de guerrilleros bajo su mando se hace tan grande que su partida pasa a denominarse Regimiento Ligero de Lanceros de Castilla, y por último acaba constituyendo la Brigada de Don Julián, denominación que le otorga el ejército a partir de 1810. Posteriormente, el propio Wellington ante tal número de efectivos decide adscribir la partida al cuerpo que el manda y les obliga a adoptar uniformes regulares. Serán así como se presenten en la famosa Batalla de los Arapiles, donde muchas veces se ha menospreciado el papel de las tropas españolas, pero donde la gente del Charro capturó 500 prisioneros franceses y varias piezas de artillería.
Monumento al Charro en Salamanca

El Charro participó en numerosas acciones a lo largo de la Guerra de la Independencia, y como no podía ser de otra forma en tan peculiar personaje protagonizó anécdotas que aún se cuentan por los pueblos de la zona. Pero no solo él, sino también sus hombres eran especiales. Famosa es aquella ocasión en que la estando Salamanca plagada de franceses, se celebraba una romería, y cinco de sus hombres naturales de la ciudad decidieron bajar a hacer acto de presencia, burlando la seguridad francesa y acabando con unos cuantos enemigos en su retirada. Centrándonos en el Charro, quizás sea la más espectacular aquella que protagonizó por recuperar su caballo el cual había perdido en una refriega contra los franceses. Posteriormente es informado de que el caballo ha sido regalado como botín de guerra al propio Dorsenne en persona, gobernador militar de Salamanca, el cual se regocija ante el hecho de montar sobre el corcel del héroe de la población salmantina, al que veneran como a un Mesías. Julián se presenta en Salamanca de incognito, y cuando Dorssene pasa revista a las tropas en el puente, a lomos del caballo, éste sale de entre la muchedumbre asistente y se precipita sobre el jinete. A la voz del amo el caballo inicia una vertiginosa carrera por el camino de Ciudad Rodrigo. Al poco rato Julián se deshace de Dorsenne arrojándolo de la montura a la altura de la Pescantía, mientras los franceses lo persiguen incapaces de alcanzarle ante su endiablada velocidad sobre la grupa.

Tras la Guerra de la Independencia fue nombrado Gobernador militar de Santoña, pero no habían acabado los días de guerra para El Charro, ya que como enemigo del absolutismo se enfrento a los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, enviados para restaurar la autoridad de Fernando VII. Derrotado fue hecho prisionero, pero liberado pronto por el Duque de Angulema, aunque varias veces más sufrió presidio hasta su total absolución. Poco tiempo después, en 1832, muere el Charro en Etreros.

Hace unos años, la villa de Etreros cedió los restos mortales de Julián Sánchez a la ciudad de Salamanca, donde estuvieron depositados varios meses, en la Torre del Clavero, rindiéndosele honores militares. El féretro recorrió las calles de la ciudad entre aplausos y vítores de millares de salmantinos, las campanas de los cientos de campanarios de Salamanca retumbaron para homenajearle y se lanzaron al aire más salvas aquel día que en los de los entierros de cualquier monarca o jefe de estado.

Posteriormente, el ayuntamiento de Salamanca cedió a su vez los restos de El Charro al ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, ciudad en la que descansan actualmente.

Dicen las gentes de la zona, que aún hoy puede verse en mitad de las dehesas, a través de la bruma matinal y la verde espesura de los prados y los encinares, la erguida silueta fantasmagórica de un jinete altivo, sobre un caballo blanco. Que mira fijamente y arma su garrocha. Y como poco a poco, su figura se pierde con la bruma y el lejano tintineo de unas espuelas.

Quizás esto último no sea cierto, pero lo que aún permanece seguro en el eco de esas tierras es aquella canción que decía:

"Cuando Don Julián Sánchez monta a caballo se dicen los franceses ¡viene el diablo! Cuando Don Julián Sánchez monta a caballo dicen los españoles ¡vienen los charros!"

Monumento de la tumba del Charro en Ciudad Rodrigo
Me gustaría dedicar este artículo a un gran guerrillero como el Charro, mi amigo y compañero, el S.A. Víctor Domínguez Ruiz, orgullo de la Sección 11.



BIBLIOGRAFÍA: -Wikipedia.

-Web http://numisma.forum-express.net/medallistica

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